T4- Índices de impacto y calidad

La tarea, en esta ocasión, demanda una reflexión sobre las lecturas que realizamos acerca del proceso de revisión por pares y de los índices de calidad de las revistas. En esta ocasión creo que me voy a desviar ligeramente de la tarea encomendada. No quiero tanto del despropósito (véase el vídeo a continuación) que a veces supone el proceso de revisión por pares, y no sólo en lo que a negocio se refiere sino también a la propia concepción del proceso. Me quiero centrar en presentar una situación que se da ahora mismo en mi área y sobre la que he reflexionado alguna vez.

Pero empecemos por el principio. Hace unos años, la Asociación Española de Profesores e Investigadores en Didáctica de las Ciencias Experimentales (Ápice), de la que formo parte, decidió poner en marcha una revista Open Access llamada Ápice. Revista de Educación Científica (AREC) Esta iniciativa, que a priori recibimos con alegría puesto que suponía la creación de una publicación en abierto y que seguiría los estándares de calidad y la forma de ver la enseñanza de las ciencias que se tiene desde la asociación, por lo que en principio se esperaba que fuera la oportunidad de poder estar más al tanto del trabajo que realizan los compañeros y poder construir comunidad y conocimiento de una forma conjunta.

Hablando con algunos compañeros doctorandos desde que se creó la revista, siempre llegábamos a la misma conclusión. A todos nos gustaría publicar en la revista porque es una gran manera de generar redes de contactos, de que los compañeros y "popes" de otras partes del país descubran nuestra investigación y saber qué hacemos y para intentar colaborar. No obstante, siempre encontrábamos un problema: la revista no está indexada, lo cual, dada la naturaleza del sistema académico, constituye un problema cuando estás comenzando la carrera académica, porque lo que se valora, normalmente (no sólo en ANECA), son las publicaciones en revistas indexadas. En este sentido, siempre es más "inteligente" en términos de currículo y promoción intentar buscar otras revistas que cumplan ese requisito de la indexación (ojo, que esto no indica que sean mejores, ni que publiquen mejores artículos).

Por lo tanto llegamos a una situación casi paradójica, como si de un ouroboro se tratase. Los investigadores con necesidad de "medrar" no mandan sus publicaciones a la revista porque la revista no está indexada y, por lo tanto la revista tiene menos artículos de los que podría y recibe solamente publicaciones que, por el motivo que sea, no se destinan a publicaciones indexadas, por lo tanto no sube su índice de impacto y no llega a entrar en los rankings, por lo que los autores no mandan artículos....etc. 


En definitiva, tenemos una bonita revista en la que solamente pueden permitirse publicar aquellos investigadores que no tienen una necesidad perentoria de acumular méritos, por lo que pueden permitirse "elegir" revistas que están fraguando su prestigio. Eventualmente, si esto se produce de forma continuada, la calidad de estos trabajos elevará el número de citas y quizá llegue un momento en que la revista pueda entrar en la rueda de las indexaciones y, por lo tanto, empezar a recibir un mayor número de artículos de investigadores que están en los primeros estadios de su carrera.

En cualquier caso, más allá de la idiosincrasia particular de este caso, el trasfondo que debemos tener claro es que todo el entramado que existe por detrás de los índices de impacto y calidad de las revistas es otro elemento más a tener en cuenta en el juego de la academia y otro de los factores que condicionan, en cierta medida el tipo de ciencia que se hace porque, como ya hemos comentado en alguna otra entrada, la publicación manda y si la revista sólo busca un tipo de artículos o una temática concreta... ¿Qué ha de hacer el pobre investigador novel para ganarse el pan?


Comentarios

  1. Descrito en primera persona uno de los males de la ciencia (http://joaquinsevilla.blogspot.com/p/males-de-la-ciencia.html ). Una cosa es diagnosticar y otra proponer tratamientos. Creo que solo un cambio profundo en los usos y costumbres de la profesión (seguramente empezando por la evaluación de la investigación) puede acabar con estos despropósitos. Algo ha comenzado con COARA, DORA y esas cosas. Veremos.

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